viernes, 20 de agosto de 2010

¡Me gusta Agosto!


¡Me gusta Agosto!

Le decía a mi hermana, que me gusta agosto, un mes que cada año me pasa por encima, en cuanto a mis expectativas.

Siempre les digo a todos mis amigos, de agosto a febrero por favor, ¡no molesten!, está vez no es la excepción, inicia la NFL, inician las principales ligas, entre ellas La Liga Española, va culminando la temporada de la MLB y con ello, van decreciendo las expectativas de mis Red Sox (aunque la última década fue la mejor, y las expectativas me premiaron, dos veces). Lo cierto del caso es que me gusta agosto, quizá solo le gane Noviembre (quizá, porque nunca me he perdido el desfile de Macys), quizá por los recuerdos que me trae. Pero, ¡me gusta agosto!.

El mes inicia cargado, mis mejores amigos cumplen años, en días seguidos, los primeros cuatro días tengo fiestas por todos lados, luego viene un par de primos y por supuesto el cumpleaños de mi querida hermana el 15 (hay que recordar que también nació Napoleón Bonaparte), ¡me gusta agosto!

Por si fuera poco, cada año recolecto los frutos de unos naranjales del patio de mi casa, este año guardo su singularidad, esta vez no batí records, pero igual 683 naranjas, son muy buenas, tanto que no alcanzamos con mi padre a terminárnoslas, por esos días de agosto tengo que salir, con un red grande, regalando a mis vecinos y principales personas que conozco, y me da tanto gusto, puesto que todos tienen sonrisas y bendiciones para mí y para mi padre, me gustan esas expresiones y por eso; ¡me gusta agosto!

¡Me gusta agosto! porque es el mes en el que el Madrid inicia la temporada de fútbol, este año no fallaron y espero tener el gusto de ver todos los partidos, como anteriores años, me gusta porque aunque no ganen, yo soy orgulloso de pertenecer al Madridismo y me gusta porque cuando ganan, nunca encuentro a ningún tipo que le vaya al Barca, excepto claro a mi padre, también me gusta este mes, porque es cuando la temporada de béisbol llega su nivel más alto y más álgido, ahora mismo, en la división de mis queridos medias rojas, hay dos líderes, desgraciadamente estamos a 5.5 juegos, pero me gusta agosto, porque cumple años D. Pedroia y este jugador le da vida a mis medias rojas, mis queridos Red Sox.

¡Me gusta agosto! Porque inicia la NFL y luego de una espera de más de medio año, parece que como mi ánimo vuelve y el olor de mi alegría alcanza el cielo, me gusta porque juegan los magníficos Pats, porque brillan los Packers y porque este año añoro, que regrese Brett Favre (el héroe de infancia, junto con Emilio Butragueño, Paco Buyo y Raúl), ¡me gusta agosto!

Pero gusta más porque tengo la oportunidad de leer en la tranquilidad de mi hogar, porque tengo la seguridad de que va llover y nunca hasta hoy me ha fallado ese pronóstico, me gusta porque me hace pensar de una manera desproporcional, me gusta porque, nunca falta mi tasa de café y la música de Liszt, Sibelius, Tchaikvosky, Malher y los demás, me gusta mis incursiones en fragatas a inolvidables mundos, me gusta Agosto porque el primer libro que me leyeron, me lo contaron en este mes y porque el primer libro que leí, fue en este mes, y la primera chica que bese, también fue en este mes. ¡Me gusta agosto! Pero me gusta, en especial este agosto, porque este mes estás tú.

En fin; ¡me gusta agosto!

¡Me gusta Agosto!

Velas que prendo en agosto

Le decía a mi hermana, que me gusta agosto, un mes que cada año me pasa por encima, en cuanto a mis expectativas.

Siempre les digo a todos mis amigos, de agosto a febrero por favor, ¡no molesten!, está vez no es la excepción, inicia laNFL, inician las principales ligas, entre ellas La Liga Española, va culminando la temporada de la MLB y con ello, van decreciendo las expectativas de mis Red Sox (aunque la última década fue la mejor, y las expectativas me premiaron, dos veces). Lo cierto del caso es que me gusta agosto, quizá solo le gane Noviembre (quizá, porque nunca me he perdido el desfile de Macys), quizá por los recuerdos que me trae. Pero, ¡me gusta agosto!.

El mes inicia cargado, mis mejores amigos cumplen años, en días seguidos, los primeros cuatro días tengo fiestas por todos lados, luego viene un par de primos y por supuesto el cumpleaños de mi querida hermana el 15 (hay que recordar que también nació Napoleón Bonaparte), ¡me gusta agosto!

Por si fuera poco, cada año recolecto los frutos de unos naranjales del patio de mi casa, este año guardo su singularidad, esta vez no batí records, pero igual 683 naranjas, son muy buenas, tanto que no alcanzamos con mi padre a terminárnoslas, por esos días de agosto tengo que salir, con un red grande, regalando a mis vecinos y principales personas que conozco, y me da tanto gusto, puesto que todos tienen sonrisas y bendiciones para mí y para mi padre, me gustan esas expresiones y por eso; ¡me gusta agosto!

¡Me gusta agosto! porque es el mes en el que el Madrid inicia la temporada de fútbol, este año no fallaron y espero tener el gusto de ver todos los partidos, como anteriores años, me gusta porque aunque no ganen, yo soy orgulloso de pertenecer al Madridismo y me gusta porque cuando ganan, nunca encuentro a ningún tipo que le vaya al Barca, excepto claro a mi padre, también me gusta este mes, porque es cuando la temporada de béisbol llega su nivel más alto y más álgido, ahora mismo, en la división de mis queridos medias rojas, hay dos líderes, desgraciadamente estamos a 5.5 juegos, pero me gusta agosto, porque cumple años D. Pedroia y este jugador le da vida a mis medias rojas, mis queridos Red Sox.

¡Me gusta agosto! Porque inicia la NFL y luego de una espera de más de medio año, parece que como mi ánimo vuelve y el olor de mi alegría alcanza el cielo, me gusta porque juegan los magníficos Pats, porque brillan los Packers y porque este año añoro, que regrese Brett Favre (el héroe de infancia, junto con Emilio Butragueño, Paco Buyo y Raúl), ¡me gusta agosto!

Pero gusta más porque tengo la oportunidad de leer en la tranquilidad de mi hogar, porque tengo la seguridad de queva llover y nunca hasta hoy me ha fallado ese pronóstico, me gusta porque me hace pensar de una maneradesproporcional, me gusta porque, nunca falta mi tasa de café y la música de Liszt, Sibelius, Tchaikvosky, Malher y los demás, me gusta mis incursiones en fragatas a inolvidables mundos, me gusta Agosto porque el primer libro que me leyeron, me lo contaron en este mes y porque el primer libro que leí, fue en este mes, y la primera chica que bese, también fue en este mes. ¡Me gusta agosto! Pero me gusta, en especial este agosto, porque este mes estás tú.

En fin; ¡me gusta agosto!

martes, 17 de agosto de 2010

Implicaciones de una muestra.


Implicaciones de una muestra.


Hace unos días tuve la oportunidad de hablar con una amiga por Skype, la distancia no hizo mella, ella en Bélgica y yo en la comodidad de mi habitación, decía con gran preocupación, que hubiera querido comunicarse antes, puesto que supo de la Tormenta Agatha, le decía con mucha sinceridad que gracias al que impera y rige con benevolencia en este mundo (para quien, en él creemos), los míos y los más allegados, no resultaron damnificados. Aunque si miles de mis compatriotas, muchos de ellos sintieron como el cielo se les vino encima, parecía que Dios había, dejado caer de su mano derecha toda la ira en un solo golpe.

Luego y con más añoranza, recordé que fue ella quien me hizo el alago más lindo que recibí en la vida, quizá por el contexto en que se desarrollo toda la situación, es un recuerdo que me perdurara presumiblemente toda la vida, su agraciado encanto, la belleza de sus ojos y sus maravillosas pecas, sin mencionar su fantástica genealogía, que procede a Julio César y me imagino al notable y acaecido Dante, quizá es lo que ha perdurado y ha hecho especial ese momento. Ella aparecía en Guatemala, como una prominente investigadora, junto con el hoy su esposo Jerónimo, un tipo con una mirada penetrante y con un carácter sumamente agradable, distinto a cualquier tipo francés. Ambos encantadores. Y sobre todo con una cualidad sumamente escasa en nuestros días, la capacidad encarnecida de ayudar, de extender la mano a quien lo necesita.

Corría el mes de marzo de un año, del que recuerdo; no fue bueno. Juntos visitamos a una familia, que en mi primera visita (y como parte de un estudio observacional, a través de un censo), me había roto el corazón, era el extremo de una realidad que aún perdura en las montañas de Guatemala. El caso, que fue único y estadísticamente anormal, según mis observaciones. Formaba parte de una realidad, que quería compartir. El asunto radicaba en que, los estudios eran diferentes, la metodología distinta y los recursos disparejos, aunque la realidad, solo pasaba porque la pareja europea hacia un muestreo y mi investigación abarcaba un censo, como antes mencione. Atrapado por el caso, quise de alguna forma presentarles, las implicaciones de una muestra, quise de alguna manera representar el amplitud del rango entre el dato del registro más bajo y el más alto (outliers), que manejan los grupos comunales que atiende la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y más específicamente los grupos del Programa Especial para la Seguridad Alimentaria. Estadísticamente era una oportunidad única, para la observación en una muestra tomada al azar, puesto que aunque formaba parte de la población, las medidas de tendencia central se veían muy afectadas y por ende, debía de ser eliminado en un ajuste, al error típico de alfa, en la representación de la curva normal.

Eso por una parte, la otra posibilidad era el diseño de la muestra final tomada en el campo, que no gozaba de una representación auténtica, esto es una distorsión a la probabilidad de un segmento, no contemplado, por falta del conocimiento previo de la situación imperante en la región. Por supuesto que si esta posibilidad, ere verídica, el estudio de la pareja europea, se vería inmensamente afectado, al punto de poder aumentar el error de su investigación tres veces lo planeado. Sin embargo y gracias al estudio que en ese momento estaba realizando, la descartamos con la ayuda de los coeficientes de asimetría y de curtosis y subsecuentes pruebas de bondad de ajuste como Shapiro Wilks y Kolgomorov-Smirnov.

Por lo cual, era imperante poder dejar de manifiesto que aunque el caso no se registraría, era real en una población y por lo tanto, afirmaría muchos de los supuestos que implicaba la investigación y que en realidad esta población se acercaba a la curva de la normal, más de lo que se podía admitir con la muestra.

La oportunidad fue aprovechada hay que decir, ya que aunque la investigación no podía dejar un dato dentro de la muestra tomada, si podía ser tomada como justificación de la amplitud del rango que había en una comunidad “x”, cuando se comparaban los extremos, era fácil, solo que hasta ahora, el caso era único y casi increíble. Por alguna razón escribí unas líneas del caso, que quedaron de mi diario personal y que luego formaron parte de una carta de agradecimiento, que presente luego de terminar la investigación y que a continuación presento:

“Así pues, Roberta, Jerónimo y yo subimos hasta un hogar en las Montañas Mágicas. Cuanto más penetrábamos en ese terreno solitario, más perdía yo contacto con lo que me parecía real. Ninguno de los tres sabíamos con exactitud dónde iniciaba o terminaba la desgracia de esta familia, era una confusión laberíntica que jugaba con nuestras emociones, no podíamos creer lo que recién veíamos”. El Ocho, Katherine Neville (adaptación).

La conclusión del tema, es que los casos atípicos pueden ser primero por un error en el procedimiento, segundo por una observación que ocurre como consecuencia de un acontecimiento extraordinario (en este caso pueden ser eliminados del análisis por completo), tercero por una observación que cae dentro del rango de las variables (en ese caso se debería analizar la influencia en los procesos de estimación posteriores, como se hizo en el estudio de la metodología del muestreo), y cuarto, puede que se trate de una observación, de la que el investigador no tenga explicación, en ese caso se recomienda replicar el análisis con y sin dichas observaciones, cuantificar la influencia, si está es significativa, se concluirá y harán recomendaciones acerca del caso.

Aunque los cálculos para determinar el tamaño de una muestra o el uso de un censo, tienen por común asignar igual probabilidad, a cada individuo o unidad de análisis, es evidente que muchas veces, las propias circunstancias de los eventos, puede que den margen a dudar en la metodología, y que discutamos sobre las implicaciones de una muestra, al final solo el investigador, puede decir en base a su experiencia o como en este caso, con un estudio paralelo, si el estudio es válido o no. Sin embargo eso no cambia, en nada que extraño a mis amigos, ella descendiente de Séneca y él un hijo de Victor Hugo.

lunes, 9 de agosto de 2010

La felicidad



La felicidad



Ernest Henminguay recordó una vez que la gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre. Los guatemaltecos en cambió, ayer recordaba que no todos somos felices, algunos somos desdichados, otros vivimos tristes, enojados, malhumorados, otros tantos vivimos con excepción y en limite de todos estos estados. Pues hablando con mis amigos, dos voluntarios suecos que por unas semanas han estado en La Antigua Guatemala, me mostraron fotografías de sus experiencias en nuestro país, de alguna manera uno no puede dejar de notar, que en las fotografías siempre aparecemos sonrientes, o bueno casi siempre (algunos como yo, preferimos sonreír no muy a menudo, sin embargo no quiere decir que seamos infelices), lidiando con los supuestos que afirman, perder oportunidades.

Francamente no siempre, las cosas salen como quiero, pero casi siempre aprovecho cada cosa que me sale mal y trato de ver lo que he conseguido ganar, lo que he podido aprender, recuerdo con mucha pretensión que al menos gano experiencia (hay quien dice, que la experiencia es un boleto de lotería, que se compra luego de realizarse el sorteo) y en efecto, es una de las formas en las que veo las cosas y por eso casi no pierdo y al respecto habría que recordar las palabras de Fiodor Dostoievski, el hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no enumera sus alegrías.

Y es esa frase la que me anima a contar los motivos por los que puedo estar feliz, contento y alegre, que a continuación enumeraré:

A-. Amo

B-. Busco lo mejor de cada uno de ustedes.

C-. Canto en la ducha.

D-. Determino mi felicidad por cosas muy simples

E-. Encuentro divertido las cosas complejas, que no entiendo

F-. Frecuento los lugares en los que soy feliz de estar y fumo.

G-. Gano siempre que pierdo.

H-. Hilo y concateno cada sucesión de eventos.

I-. Incursiono en nuevas y extrañas aventuras, cada vez que puedo

J-. Juego manitas calientes.

K-. K.O. vuelvo a por más.

L-. Leo

M-. M… (está no la escribiré, pero tiene que ver con la primera)

N-. Niego estar derrotado, aún cuando sé que he perdido.

y podríamos seguir y seguir, incluso ahora recuerdo a Luisa Valenzuela (su cuento: El abecedario), diciéndome, “no te detengas” o Jaime Sábines, cuchucheándome, pidiendo ¡a por más!, pero encuentro que la sola idea de terminar, me embriagaría y para quienes conocen ese estado de mi alter ego, podrán concederme, no concluir.

Básicamente la felicidad en el contexto que quiero manejar en este post, es un estado y ánimo positivo. Que a mi juicio interfiere en todas las actividades, la actitud lo es todo, sin ella casi todo está perdido, incluso el existencialismo de Sartre o Camus, siempre buscaban la felicidad, a pesar de pensar que la vida era ruin, lo que digo es que en la vida, podemos encontrar miles de formas de encontrar soledad, tristeza, maldad y hasta el camino hacia el infierno, pero incluso si estamos en un infierno, podemos encontrar las formas más sencillas de sonreír y pronto podremos sonreír, animarnos y mostrar nuestra felicidad, podría decir que luego de “Una temporada en el infierno” me dio gusto reencontrarme con los pensamientos insensatos de Rimbaud, o incluso de la mano de Dante encontrarme con la bella sonrisa de la inmoral Cleopatra y el rostro muy guapo de Elena (que no era de Troya), siempre hay algo que rescatar y para ser feliz. Aunque uno se sepa acabado (aunque esto último, puede ser debatido).

A propósito del tema, un artículo de la muy reconocida revista Forbes de Estados Unidos, en la cual a través de la encuesta mundial Gallup, con el título “Países más felices del mundo” deja ver que en Guatemala, casi 9 millones de personas no son felices (7.5 millones luchan por ser felices y 1.5 afirman ser infelices), la cara opuesta es que unos 6 millones afirman su felicidad (40%). Aquí pudiera aplicar un frase del peruano Mario Vargas Llosa en la que afirma “Sólo un idiota puede ser totalmente feliz”, en Perú solo el 25% afirma ser feliz, solo por encima de Cuba (24%) y Haití (4%). Es asombroso que en la lista de Forbes los países nórdicos ocupen los primeros cuatro puestos (por encima del 68%), alcanzando el máximo 92% en Dinamarca. Es de destacar que América el mayor número de personas felices, no son canadienses, estadounidenses o brasileños, son los hermanos costarricenses, el eslogan de Pura Vida es francamente una realidad.