La felicidad
Ernest Henminguay recordó una vez que la gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre. Los guatemaltecos en cambió, ayer recordaba que no todos somos felices, algunos somos desdichados, otros vivimos tristes, enojados, malhumorados, otros tantos vivimos con excepción y en limite de todos estos estados. Pues hablando con mis amigos, dos voluntarios suecos que por unas semanas han estado en La Antigua Guatemala, me mostraron fotografías de sus experiencias en nuestro país, de alguna manera uno no puede dejar de notar, que en las fotografías siempre aparecemos sonrientes, o bueno casi siempre (algunos como yo, preferimos sonreír no muy a menudo, sin embargo no quiere decir que seamos infelices), lidiando con los supuestos que afirman, perder oportunidades.
Francamente no siempre, las cosas salen como quiero, pero casi siempre aprovecho cada cosa que me sale mal y trato de ver lo que he conseguido ganar, lo que he podido aprender, recuerdo con mucha pretensión que al menos gano experiencia (hay quien dice, que la experiencia es un boleto de lotería, que se compra luego de realizarse el sorteo) y en efecto, es una de las formas en las que veo las cosas y por eso casi no pierdo y al respecto habría que recordar las palabras de Fiodor Dostoievski, el hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no enumera sus alegrías.
A-. Amo
B-. Busco lo mejor de cada uno de ustedes.
C-. Canto en la ducha.
D-. Determino mi felicidad por cosas muy simples
E-. Encuentro divertido las cosas complejas, que no entiendo
F-. Frecuento los lugares en los que soy feliz de estar y fumo.
G-. Gano siempre que pierdo.
H-. Hilo y concateno cada sucesión de eventos.
I-. Incursiono en nuevas y extrañas aventuras, cada vez que puedo
J-. Juego manitas calientes.
K-. K.O. vuelvo a por más.
L-. Leo
M-. M… (está no la escribiré, pero tiene que ver con la primera)
N-. Niego estar derrotado, aún cuando sé que he perdido.
y podríamos seguir y seguir, incluso ahora recuerdo a Luisa Valenzuela (su cuento: El abecedario), diciéndome, “no te detengas” o Jaime Sábines, cuchucheándome, pidiendo ¡a por más!, pero encuentro que la sola idea de terminar, me embriagaría y para quienes conocen ese estado de mi alter ego, podrán concederme, no concluir.
Básicamente la felicidad en el contexto que quiero manejar en este post, es un estado y ánimo positivo. Que a mi juicio interfiere en todas las actividades, la actitud lo es todo, sin ella casi todo está perdido, incluso el existencialismo de Sartre o Camus, siempre buscaban la felicidad, a pesar de pensar que la vida era ruin, lo que digo es que en la vida, podemos encontrar miles de formas de encontrar soledad, tristeza, maldad y hasta el camino hacia el infierno, pero incluso si estamos en un infierno, podemos encontrar las formas más sencillas de sonreír y pronto podremos sonreír, animarnos y mostrar nuestra felicidad, podría decir que luego de “Una temporada en el infierno” me dio gusto reencontrarme con los pensamientos insensatos de Rimbaud, o incluso de la mano de Dante encontrarme con la bella sonrisa de la inmoral Cleopatra y el rostro muy guapo de Elena (que no era de Troya), siempre hay algo que rescatar y para ser feliz. Aunque uno se sepa acabado (aunque esto último, puede ser debatido).
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