lunes, 5 de julio de 2010

Borracho de amor



Estando en la barra de un bar divagando sobre supuestas historias que pudiera contar, solo para entretenerme un rato, me pareció ver a través de los espejos del barra, los cientos de sentimientos y emociones que reflejaban cada uno de los bebedores, me parece que las barras de los bares son tan geniales puesto que te hacen recordar sobre distintos temas, le comentaba a un amigo que si la barra no tiene espejo, me marcho, puesto que a mi me gusta ver como se sacrifica la piara.

Creo que es de eso raros lugares en dónde se comparte con verdadera sinceridad y con bastante humildad uno cuenta lo que vive, ese día observándome note un grado embriagante que quizá no había visto en mí en ningún otro sitio, lo cierto del caso es que conversaba con un perfecto desconocido que decía que las mujeres son el mal que aqueja todas la circunstancias de la vida, en ese momento asentí a cada desambiguada palabra por la triste y acaecida situación que me imaginaba sobre el tipo, un poco porque sentía lástima por él, pero la sensación era más por lástima de mi, y es que yo me encontraba en aquel lugar por las mismas circunstancias, en ese momento nada nos hacia diferentes pensé, luego cuando volteé a la barra, me percate de que ambos teníamos la misma desesperación por sabernos lejos de la amada.

No supe descifrar en ese instante lo que me sucedía, pero algo en mi ulterior me mantenía con cierto ánimo por poder saber, como se encontraba, recordé entonces que como estaba lloviendo, probablemente estaba en su sillón marrón con su vista a la ventana, sus caderas echadas sobre sus piernas, pero me imaginaba más cosas, que no puedo contar, porque entonces la describiría a ella y lo que menos quiero ahora que escribo es recordarla, en ese momento creía que ella pensaba en otra persona que no era yo, en las circunstancias más circunstanciales por saberse querida por una persona que quizá la olvido o peor, por una que no existe y que en ambos casos, no podrían quererla tanto como yo, pensaba que la persona en que ella se imaginaba al lado, no podría ser yo, puesto que yo era solo una parte bochornosa de un instante que se fue y de pronto desperté de aquel sueño, simplemente un momento tedioso de un amor inalcanzable, no por saberme inferior, sino más bien porque algunas personas desperdician su vida buscando utopías y que a la postre algún día, en algún lugar ella también se sentiría tan desdichada como yo en ese momento, sin embargo creía con demasiada fé que ojalá Dios pudiera escuchar cada rezo para que ella nunca se enfrentará a tal y semejante situación, y que sus utopias no fueran anhelos, sino realidades.

Suerte para vos querida, entre tanto brindemos; ¡Salud!

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