miércoles, 21 de julio de 2010

Quién lleva el recuento de los culpables de los más de 5,000 muertos ¿A cuántos han detenido?


Esta quizá es la primera ocasión en que pongo un tema de debate de los acontecimientos en Guatemala, nunca me atreví luego de que hace un par de semestres arrestaran a un tipo que se dedicaba a escribir mensajes en el facebook y por ciertos comentarios hacia el Estado, lo arrestaron, pues bien Sr. Colom este no es un ataque a usted y no se trata de nada personal, ya que no tengo el placer de conocerlo, aunque por estas fechas déjeme decirle que no se si sería un placer.

Sin embargo y pese lo que pudiera ocurrir, permítanme darles mi opinión de lo que a mi parecer, es una calamidad completa del sistema de seguridad del país, y lo que es más grave, la perdida de confianza hacia el estado, déjenme entonces decirles que en mi calidad de transeúnte, que aborda buses para trasladarse, que espera en paradas y que suele ir de compras, en estos días he pensado seriamente, que sería preferible morir de hambre en mi recóndito hogar, que morir a balazos por tipos que subestiman mi importancia como ciudadano, como la de cualquiera que va a trabajar y que por estos días se disponen, a despedirse como si fuera la última ocasión en que pudieran ver a su familia antes de salir, se hincan y piden por un Dios que ha ciencia cierta no sabemos si existe (en mi opinión, si), sin embargo nos entregamos con una fé que bastante tiene ver con nuestra condición humana.

Por estos tiempos más vale primero preguntarle a la pulpa Paula, si vamos a regresar vivos a nuestros hogares o no? En todo caso si falla, ella tendrá la pulpa (culpa). Les diré que hago todos los días, luego de tomar mi desayuno, veo los principales periódicos y me quiero saltar las páginas de asesinatos y lo que guarde relación, pero no puedo, inevitablemente tengo que verlos por la percepción y la duda, angustia e incertidumbre, de que ojalá, no muriera alguien conocido, antes lo hacía, pero solo me ocupaba de los obituarios, hoy tengo que ver y incluso, tengo que tomar el periodicucho de mi vecino (que para este fin no tengo que ser discreto; me refiero a Nuestro Diario), en dónde si algún día encuentro a alguien conocido (Dios no me lo conceda), tendría que indignarme por la imagen impresa, pero de este punto no quiero abarcar más.

En todo caso, ahora que el jefe de policía de este país es mi vecino, tengo que suscribirme a dejar de pedirle jalón, puesto que ahora es mucho más peligroso andar en su Hilux, cosa que no me deprime, pero sin duda va en detrimento de mi bolsillo. Lo que me lleva un punto, conozco de la honestidad del tipo, conozco su familia y sus creencias, y creo que hasta hoy jamás me decepcionó, pero yo creo que cuando él se levanta se pregunta, si en realidad puede hacer más de lo que hace, y es que con un estado que no garantiza a un ciudadano, que pueda trabajar sin ser objeto de por alguna persecución, crimen o hecho violento, que lo obligue a despojarse de sus pertenencias, no se puede hacer mucho.Según CNN son asesinados en promedio 27 personas al día, suma que atemoriza, puesto que somos un país pequeño. Benedetti decía de Uruguay “el paisito”, no me imagino las palabras que usaría para denotar a nuestra pequeña extensión territorial y su altísimo índice de criminalidad, supongo que tampoco quisiera saber.

Entonces en mi opinión es eminente que el estado ponga a funcionar en estos momentos un plan de emergencia, que restituya la seguridad ciudadana y sobre todo, acabé con la red de corrupción que agrava la situación, antes pensaba que quería sembrar un árbol frutal para, que mis hijos y mis nietos disfrutaran de sus frutos y así lo hice, solo que ahora, que me robaron el árbol y sus frutos (si se robaron un árbol de 2 años), no sé que puedan decir mis nietos, si ahora fueron unos alimentos, dentro de poco puede ser mi vida (hasta ese punto ha llegado nuestra sociedad).

Creo que también es necesario el diseño y formulación de una política pública, orientada a garantizar la seguridad en todos los lugares, en ese sentido y dado que la causa para que el incremento de la violencia se asocia a la pérdida del concatenación social, la política debe tener como objetivo la reconstrucción de los lazos de ciudadanía, así como, la coyuntura entre las políticas de seguridad y otras políticas públicas (está bien que Doña Sandra de Colom entregue bolsas solidarias, pero que nos rindan cuentas de la seguridad que nos abruma). Y aunque la CICIG a avanzado en el siguiente punto, no creo que volver mencionarlo cause estrés, me refiero que hay que acuñar y establecer una recolección de información precisa, ordenarla y que está fluya y de seguimiento a investigaciones serias, con el fin de la resolución de los miles de casos.

No se debería además simplificar el problema de la dimensión de la inseguridad, hay que tener en cuenta el poder punitivo del Estado (pilar fundamental, para generar confianza) y es necesario invertir desde ya en la prevención, aún podemos salvar la situación, prueba de ello es el Estado Colombiano, que aprovechando el espacio habría que felicitar a sus 50 millones de habitantes por sus 200 años.

En conclusión es indudable que la presencia en la sociedad guatemalteca de los efectos del conflicto armado en términos de la uso de la violencia es deshumanizante y que hoy tenga consecuencias serias (aunque no única), que la deficiente investigación en materia criminal en términos generales, afecta, que la corrupción y el tejido bien construido de organizaciones de criminales en nuestro país a llegado a niveles insospechados. Pero hay solución y la solución es la voz de cada uno de los más de 14 millones de guatemaltecos y está es una.

Quise presentarle mis quejas al Estado, puesto que el Domingo se las presente al Colochón (al de allá arriba me refiero), en la iglesia a la que asisto. Y este fin de semana volveré a transplantar otro arbolito ¿alguna recomendación?

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